El cierre de Trenes Argentinos: 1.388 ferroviarios en la calle y un país sin rumbo

El ajuste del Gobierno de Milei profundiza la crisis social en nombre del déficit cero

Por Fernando Etchadoy

El Gobierno Nacional oficializó el cierre de Trenes Argentinos Capital Humano (DECAHF), dejando a 1.388 empleados sin trabajo en medio de una recesión económica que ya golpea duramente al país. La medida, presentada como un ahorro de $42 mil millones anuales, expone las graves consecuencias de una política de ajuste que, en la búsqueda del “déficit cero”, multiplica el hambre y la incertidumbre en el pueblo argentino.

Un país sin trenes, sin empleo y sin futuro

La resolución 58/2024, publicada en el Boletín Oficial, formaliza el fin de una empresa que, aunque cuestionada, representaba una herramienta para el resguardo del sistema ferroviario nacional y la capacitación de trabajadores del sector. Con esta decisión, no solo se desmantelan unidades como el Centro Nacional de Capacitación Ferroviaria y el Museo Nacional Ferroviario, sino que también se apaga una parte fundamental de la identidad histórica del ferrocarril en Argentina.

El comunicado oficial califica a Trenes Capital Humano como una estructura que “malgastaba recursos”. Sin embargo, detrás de esa declaración fría y tecnocrática, hay 1.388 historias de vida que hoy quedan sin sustento.

El déficit cero: la crisis de los trabajadores

La administración de Javier Milei se ha comprometido a equilibrar las cuentas públicas a cualquier costo. Sin embargo, ese “costo” ya es visible: miles de despidos, cierre de empresas y una economía paralizada. El déficit cero que proclama el gobierno no es otra cosa que un déficit social: una Argentina con más hambre, desempleo y angustia.

En un contexto de inflación galopante, caída del consumo y desindustrialización, el cierre de Trenes Argentinos Capital Humano refleja una política de ajuste brutal. El ahorro de $42 mil millones se traduce, en los hechos, en familias enteras que perderán su fuente de ingreso.

El valor del trabajo ferroviario

Los ferrocarriles fueron y son un símbolo de desarrollo, unión territorial y progreso. La capacitación de trabajadores ferroviarios, la conservación del archivo histórico y el museo son más que meras “funciones insustanciales”. Representan la preservación de un patrimonio nacional y la posibilidad de que el sector vuelva a ser una palanca para el crecimiento económico.

Sin embargo, el cierre de DECAHF expone una visión del Estado donde el ajuste prima por sobre el desarrollo. Lejos de generar oportunidades laborales o fomentar un plan estratégico para la red ferroviaria, la medida ahonda la crisis en un país que ya sufre por la falta de empleo y el cierre de industrias.

¿Qué queda para los trabajadores?

El futuro de los 1.388 empleados despedidos es incierto. La liquidación de la empresa, que incluye la cancelación de contrataciones y actividades, deja a cientos de familias a merced de una economía que no ofrece alternativas. En este contexto, el gobierno que prometió “libertad” y “prosperidad” termina entregando desempleo y exclusión.

Mientras tanto, el pueblo argentino sigue pagando el ajuste con hambre, con pérdida de derechos y con un país cada vez más desigual.

El cierre de Trenes Argentinos no es solo el fin de una empresa: es el reflejo de una Argentina que pierde el rumbo y abandona a sus trabajadores en el nombre de un equilibrio fiscal que no respeta la dignidad humana.

Fernando Etchadoy

Cañuelas Noticias

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